Por Denise-Marie Ordway
A medida que un nuevo coronavirus se propaga por los continentes, numerosos investigadores biomédicos han centrado su atención en la pandemia y sus impactos. Las plataformas de publicación en línea les ayudan a compartir lo que han aprendido rápidamente para que los profesionales médicos, los líderes gubernamentales y otros puedan responder más rápidamente para prevenir, tratar y controlar las infecciones.

Los servidores de preprints permiten a los investigadores de todo el mundo publicar sus hallazgos para que cualquier persona en cualquier lugar pueda acceder, en un lugar, a miles de nuevos artículos académicos sobre temas de salud como el coronavirus y COVID-19, la enfermedad que causa.

Los preprints son trabajos de investigación que no han sido publicados en una revista académica. Tampoco se han sometido a una revisión por pares, lo que significa que expertos independientes no han analizado ni criticado el documento. Sobrevivir a la revisión por pares no garantiza que una investigación sea de alta calidad, pero el proceso está diseñado para el control de calidad.

Si bien poner a disposición del público los preprints tiene muchos beneficios para los investigadores, la comunidad científica ha expresado su preocupación porque los periodistas malinterpreten los hallazgos e ignoren o excluyan el contexto que es crítico para comprender los resultados preliminares de un estudio de investigación. También les preocupa que los periodistas que no están capacitados para detectar fallas metodológicas y afirmaciones engañosas — problemas que los expertos detectarían durante la revisión por pares — basarán cierta cobertura de noticias en hallazgos problemáticos.

Tales errores y defectos son particularmente problemáticos durante una pandemia mortal, cuando el público confía en los medios de comunicación para obtener información precisa y actualizada, incluida la orientación para mantenerse saludable y seguro.

Como una avalancha de nuevas investigaciones relacionadas con el coronavirus inunda los servidores de preprints, como el servidor de ciencias de la salud medRxiv y el servidor de ciencias biológicas bioRxiv, contactamos a los académicos para que nos ayuden a explicar cómo los periodistas deben usar preprints. También pedimos sugerencias sobre cómo los periodistas pueden evitar errores.

A continuación, destacamos seis cosas claves que los periodistas deben saber sobre los preprints, basadas en entrevistas con dos personas con amplia experiencia en investigación biomédica: Bill Hanage, profesor asociado de epidemiología en Harvard T.H. Chan School of Public Health y John R. Inglis, quien ha lanzado y administrado múltiples revistas académicas y, como director ejecutivo de la organización sin fines de lucro Cold Spring Harbor Laboratory Press, co-fundaron medRxiv y bioRxiv.

1. Los servidores de preprints en otras materias académicas (física, matemáticas y ciencias sociales, por ejemplo) han existido durante décadas. A los investigadores que estudian ciencias de la vida y la salud les ha llevado mucho más tiempo sentirse cómodos con la idea de compartir el conocimiento de esta manera, en parte porque los pacientes podrían sufrir daños si los médicos alteran los tratamientos o los pacientes se tratan a sí mismos en función de los resultados del preprint.

medRxiv (pronunciado med-archive) comenzó a aceptar trabajos a mediados de 2019. bioRxiv (pronunciado bioarchive) se lanzó en 2013. Inglis dice que los dos servidores de preprint ahora albergan cientos de documentos relacionados con el coronavirus, la mayoría de los cuales se han publicado desde finales de enero.

Los preprints han provocado una toma de conciencia y una evaluación de la nueva investigación “de una manera que no ha sucedido antes en un brote viral”, explica. Él dice que los preprints en las ciencias biológicas fueron difíciles de encontrar durante el brote de 2003 del síndrome respiratorio agudo severo y el brote de 2012 del Síndrome Respiratorio del Medio Oriente.

Más del 90% de los artículos de revistas que examinan la epidemiología del SARS no se publicaron hasta después de que la epidemia terminó en 2003, según un estudio que apareció en PLOS Medicine en 2018.

2. Los preprints generalmente se someten a un examen básico. Pero no son revisados por pares.

La mayoría de los servidores de preprints son proyectos sin fines de lucro dirigidos por académicos o instituciones académicas. Su objetivo principal es simple: ayudar a los investigadores a difundir su trabajo rápidamente, porque puede llevar semanas o años para que un artículo sea revisado por pares y publicado en una revista académica.

Las evaluaciones de preprints son generalmente superficiales, completadas en unos pocos días. Para publicarse en los servidores de preprint medRxiv y bioRxiv, un documento debe pasar un examen básico que busque plagio, contenido ofensivo, contenido no científico y material que pueda representar un riesgo para la salud. Los evaluadores no emiten juicios sobre los métodos, conclusiones o calidad de un artículo.

Hanage dice que las pruebas de preprint ayudan a protegerse contra “cosas obviamente poco fiables”. Él e Inglis advierten que los periodistas deben examinar los preprints con precaución.

Según Inglis, “cualquiera que lea un preprint está viendo cómo sus autores describen lo que hicieron y cómo interpretan los resultados. Pero la revisión por pares puede hacer muchas cosas a cuenta de los autores: detectar errores, discutir con la interpretación, desmantelar o reducir las afirmaciones, recortar, solicitar más experimentos y datos, y más.

3. Los resultados de los preprints son preliminares y, a veces, son estrictamente teóricos. Los periodistas deben dejar eso claro en su cobertura.

Los periodistas deben evitar caracterizar los hallazgos de un preprint como hechos establecidos. Hanage señala un artículo de noticias reciente sobre un preprint que examina el coronavirus en el Reino Unido como un ejemplo de lo que no se debe hacer. El preprint describe un modelo epidemiológico desarrollado por investigadores de la Universidad de Oxford.

“Este es un modelo que busca examinar cómo se vería la pandemia en el Reino Unido si asumiéramos que ha habido una gran cantidad de infecciones leves y no detectadas, de modo que la inmunidad de la población ya existe en cierta medida”, explica Hanage, y agrega que la cobertura del medio de comunicación “sugirió que estas eran las conclusiones, en lugar de las posibilidades teóricas, dados algunos datos adecuadamente torturados“.

Un público mal informado es el resultado de informes inexactos sobre preprints. Hanage dice: “Actualmente no hay evidencia absolutamente clara de inmunidad a nivel de población, y no habrá ninguna hasta que se complete una buena encuesta serológica”.

Para dejar en claro que los hallazgos de los preprints son preliminares, Inglis dice que los periodistas deberían señalarlo explícitamente en sus historias. “Deben hacer esa declaración, por supuesto, pero ayudaría aún más haber solicitado y citado la opinión de al menos un experto independiente e incluir cualquier advertencia que puedan tener”, dice.

4. El conocimiento de los métodos de investigación es importante para evaluar si vale la pena cubrir una preprint.

Hanage dice que los periodistas que carecen de esta experiencia no deberían cubrir la investigación de preprint sobre temas de salud y biológicos, como las pandemias de enfermedades infecciosas y COVID-19.

“No te acerques si no eres periodista científico”, advierte. “Evita la práctica del ‘churnalismo’1, donde terminas informando sobre otras noticias y controversias en lugar de hechos concretos. Pregunta si las conclusiones [de un trabajo de investigación]son contrarias a todo lo demás que creemos saber, y recuerda que cualquier cosa muy sorprendente suele estar mal ”.

Los periodistas con conocimiento de ciencia, medicina y los métodos de investigación están en mejores condiciones para detectar fallas en los preprints sobre temas de salud y ciencias de la vida. También entienden cuán drásticamente pueden cambiar los hallazgos de un preprints como resultado del proceso de revisión por pares.

“Es de ayuda si los periodistas son conscientes de cómo funciona el proceso científico y la revisión por pares y recuerdan que lo que encuentran tan atractivo en un preprint puede no sobrevivir al escrutinio de la comunidad”, explica Inglis. Él dice que los periodistas pueden tener una idea de cómo otros investigadores reciben inmediatamente un preprint al leer los comentarios que quedan en el preprint y sus respuestas en Twitter.

5. Consultar a investigadores que no participaron en un estudio pero que tienen experiencia en el tema del estudio puede ayudar a los periodistas a evaluar si un preprint es noticia y cómo se debe enmarcar la cobertura.

Al evaluar un preprint Hanage sugiere que los periodistas descubran si sus autores tienen buena reputación y si han realizado investigaciones de alta calidad.

“Si es así”, dice, “entonces puede buscar una pequeña revisión informal por pares. Llame a otros científicos en el mismo campo y pregunte si califican el trabajo en el preprint como creíble. Si es así, repórtelo, enfatizando la naturaleza preliminar de los hallazgos “.

Inglis señala que probablemente será más difícil para los periodistas evaluar la reputación de algunos investigadores de COVID-19. Muchos de los que han publicado en medRxiv y bioRxiv son científicos chinos que estuvieron en primera línea en los primeros meses del brote, dice. “La mayoría nunca ha publicado en un servidor de preprint antes y no son bien conocidos en Occidente”, dice.

Inglis recomienda a los periodistas que se habitúen a consultar con los investigadores. “Para evitar ser arrastrado a reportar información mala”, dice, “un periodista debe tener un grupo de expertos a los que pueda acudir para recibir asesoramiento, mientras recuerda que incluso los expertos no son expertos en todo: un epidemiólogo y un biólogo molecular pueden estudiar el mismo virus pero no poder evaluar profesionalmente el trabajo del otro”.

6. Los preprints ocasionalmente son retiradas del servidor por sus autores.

Una ventaja clave de publicar preprints en línea es que permite a los autores recibir comentarios rápidos a través de publicaciones en el servidor web y las redes sociales. “Toda la comunidad de científicos puede juzgar el nuevo trabajo por sí mismos y responder de manera apropiada, criticándolo, probándolo, extendiéndolo, etc.”, dice Inglis.

A veces, los comentarios dejan en claro que los investigadores tienen más trabajo por hacer. Se han publicado cerca de 80.000 artículos en bioRxiv desde su lanzamiento hace seis años, y se han retirado menos de 90.

“La mayoría fueron retirados por sus autores, ya sea porque habían descubierto una razón para dudar de los resultados que habían publicado o porque no todos los autores nombrados habían aceptado la presentación, que es una condición de publicación”, explica Inglis. “Desde que comenzó el diluvio de documentos COVID-19, dos han sido retirados [de bioRxiv].”

Uno de los dos documentos retirados recientemente afirmaba encontrar similitudes entre el coronavirus y el VIH y sugirió que el coronavirus podría haber sido diseñado por humanos. Los autores se dieron cuenta de que su estudio “tenía defectos analíticos cuando cientos de científicos publicaron comentarios en Twitter y en el sitio bioRxiv diciendo eso”, dice Inglis. “El otro [artículo] fue retirado porque los autores consideraron que ahora tenían un conjunto de datos de pacientes más grande del cual podrían derivar conclusiones diferentes”.

Nota

1. Nota del traductor: “churnalism” (inglés) es un término peyorativo para una forma de periodismo en el que los comunicados de prensa, las historias proporcionadas por las agencias de noticias y otras formas de material preenvasado, en lugar de noticias informadas, se utilizan para crear artículos en periódicos y otros medios de noticias (Wikipedia).

Recuperado originalmente de: https://blog.scielo.org/es/2020/04/15/atendiendo-preprints-de-investigacion-biomedica-en-medio-del-coronavirus-6-cosas-que-debe-saber-originalmente-publicado-en-journalists-resource-en-abril-2020/#.XpsxfshKiUl

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